Caos en Quito
20 de Noviembre del 2006 – 3:10 AM – Quito, Ecuador
La pequeña ciudad al norte de Ecuador sufre un repentino apagón bajo la poderosa tormenta de fuertes vientos y abundante lluvia. Los habitantes se despiertan por los estrepitosos sonidos que se escuchan, pero que dan por sentado de que se tratan de los rayos de la tormenta, sin embargo, sus orígenes son de distinta naturaleza. En el cerro Guagua Pichincha se logra ver una luz que nace desde lo alto del cerro y que llega hasta las nubes, pero por la torrencial lluvia pocos pueden apreciar esa misteriosa luz que no tiene explicación alguna.
Los sonidos provenientes desde lo alto del cerro se acentúan. La luz se hace más brillante hasta el punto de que la lluvia no puede ocultarla. El sonido se logra percibir mejor y los habitantes escuchan sonidos como si fueran poderosos impactos de mátales que les logra eriza la piel, congelar sus sentidos y hacen dudar del sentido común; el crujir de los metales les hace pensar que se trata del mismo infierno que surge desde las entrañas del cerro.
La alarma les llegó hace una hora desde Moscú. Fueron notificados de las lecturas inusuales de radiación en la zona. Un portal se estaba abriendo y con ello traería lo inesperado y lo misterioso que busca con desesperación escapar de algo peor. La luz de la ignorancia de la humanidad les sienta bien, encuentran en ella un escape mientras la muerte no les arrebate la vida de su festín.
La nave de la ATCWC se encuentra sobrevolando el cerro; sus sensores miden la actividad desde diferentes perspectivas para entender el fenómeno. Mendoza y su equipo se preparan para descender, listos para enfrentarse a lo que sea que se atreva a poner un pie en nuestro mundo sin tener una invitación. Los patrones del suelo que se revelan como un sello con figuras que representan algo siniestro que proviene desde la Dimensión del Caos.
Veintitrés soldados de élite equipados con lo último en tecnología descienden de la nave, acompañando a su líder. Los sensores se vuelven locos por la lectura de radicación que sería peligrosa para los humanos sin un traje especial, por fortuna los trajes de la ATCWC protegen a la perfección. La ciudad se observa en tinieblas con rayos adornando la oscuridad del panorama. Los relámpagos permiten ver formas deformes paradas sobre el sello que tiene un diámetro de unos veinte metros.
Mendoza les pide que estén listos para lo inevitable e improbable. En un relámpago las entidades misteriosas están en el suelo, al siguiente relámpago se encuentran de pie, después se voltean hacia el equipo de la ATCWC y al siguiente relámpago se lanzan sobre ellos. Las armas energéticas de los soldados decoran lo alto del cerro con ráfagas de colores que destrozan la composición de los cuerpos de las entidades morfológicas que aparecen del sello.
El ataque en conjunto de los veinticuatros soldados es brutal para las criaturas que no dejan de salir del sello de luz. “No dejen de disparar” les grita Mendoza recargando su arma. Los drones salen de la nave para apoyar al equipo y sin cesar disparan ráfaga tras ráfaga hacia el sello. La sangre, carne y viseras cubren el sello con las entidades que aparecen y en su desesperación se lanzan para atacarlos, pero no es hasta que aparecen las entidades gigantes que son capaces de soportar el constante impactó de las armas energéticas que llegan hasta los soldados y con el movimiento de sus múltiples brazos son capaces de aventar a los soldados por los aires. Mendoza les pide que saquen sus armas pesadas y cinco de ellos usan sus lanzacohetes, lanzagranadas y cañones láseres para triturar a los gigantes y tapizar el cerro con su sangre.
La batalla no parece terminarse, cada vez salen más criaturas del sello y su munición no es infinita. Mendoza pide refuerzos, pero no llegarán tan pronto como lo puedan necesitar. Súbitamente las criaturas dejan de salir y por unos segundos todo parece que ha terminado, pero una criatura de doce metros de altura surge junto con tres criaturas con armaduras. Todos se percatan que esto será el asalto final, por lo que empiezan a disparar con todo lo que pueden, pero un inesperado campo de energía evita que sus balas lleguen hasta ellos. La criatura gigante que no tiene pies arrastra su cuerpo con sus manos y se dirige hasta la ciudad de Quito, mientras que las criaturas con armaduras se mantienen sobre el sello, protegiéndolo de los soldados que los observan con miedo.
Las palabras Mendoza los alientan y con sus armas de cuerpo a cuerpo se lanza sobre las criaturas de armaduras, y como lo esperaban el campo de energía no les afecta, y Mendoza lo prueba cuando clava su espada en el pecho de una de las criaturas con armaduras, tomándolas por sorpresa, por lo que reaccionan de forma violenta mostrando sus armas, las cuales son hechas de energía violeta que parecen ser miles de cuchillas de varios metros de largo que rodean sus manos.
En conjunto, unos desde la distancia y otros usando las ventajas de sus trajes intentan matar a las criaturas de las armaduras, mientras que otros van por la criatura gigante que se arrastra a la ciudad, piden refuerzos desde Inteligencia para usar los satélites armas ya que nada de lo que usan parece servir en contra de la criatura que no deja de arrastrarse por el cerro.
Tres soldados dieron la vida para detener a las criaturas de las armaduras, pero Mendoza sabe que no es momento de detenerse, aún necesitan cazar a la otra criatura que desciende a toda velocidad. Inteligencia les confirma que en diez minutos un satélite arma estará listo para enviar un rayo de luz que fulmine a la criatura, pero no podrán hacerlo si la criatura llega hasta la ciudad.
Alcanzan a la criatura, pero sus armas no funcionan, por lo que Mendoza toma la decisión de usar la nave para detener a la criatura, si llega a la ciudad no podrán hacer nada. El piloto de la nave baja y desde su traje controla a la nave, la hace ascender por los cielos y a máxima velocidad la estrella contra la criatura. La explosión fue tan fuerte que todos en Quito no pudieron no haberla visto. Entre el humo de la explosión las manos de la criatura se ven que salen para volver a arrastrarse, pero esta vez lo hace más rápido, la explosión, aunque logró dañarla no la detuvo. Mendoza le insiste a Inteligencia que usen ya el satélite arma, pero faltan minutos para que se encuentre en posición.
Desesperado porqué la criatura va a llegar a la ciudad intenta brincar sobre ella para usar su espada, pero en eso aparece un Protector de Gaia, Melquisedec, el cual logra detener a la criatura envolviéndolo en una esfera de energía. El Protector de Gaia le pide a Mendoza que la retendrá el tiempo necesario hasta que el satélite se encuentre en posición, pero necesitan apoyo en el sello para cerrarlo, ya que otro Protector de Gaia, Aqua se encuentra cerrando el sello.
Mendoza junto con tres soldados suben a máxima velocidad con el poder de sus trajes, mientras que el resto se queda para apoyar a Melquisedec. El satélite se alinea y empieza a reunir poder para fulminar a la criatura. Cuando está listo lanza un poderoso haz de luz que envuelve a la criatura, pero no logra destruirla, sin embargo, sí la dejó gravemente herida. El haz de luz también afectó a Melquisedec y no puede continuar más. Los soldados que quedaron usan su arsenal en contra de la criatura, pero nada la detiene. Mendoza ordena que vuelvan a usar el satélite, pero es demasiado difícil acertarle mientras se mantenga en movimiento.
Aqua logra cerrar el sello, aunque cae inconsciente al ser atacada por la entidad que creó el sello. Los refuerzos que pidieron llegan y suben a las naves llevándose a Aqua con ellos. Las tres naves con otros soldados de la ATCWC vuelan hasta la ciudad de Quito al percatarse que ya nada detendrá a la criatura, por lo que harán un esfuerzo por detenerla para que el satélite arma pueda ser disparado.
La policía les ordena a los habitantes que se mantengan encerrados en sus casas y que por nada deben de salir sin importar lo que escuchen, aunque es imposible evitar que puedan presenciar la feroz batalla, otros Protectores de Gaia aparecen sobre la ciudad y usan su poder para dormir a las personas. La criatura gigante se topa contra una pared invisible que es creada por los seis Protectores de Gaia que se mantienen sobre la ciudad, pero no son tan poderosos como para detenerlo por mucho tiempo, y al no seguir soportando más ceden y permiten que la criatura gigante se abalance sobre las calles de la ciudad, pero súbitamente la criatura se detiene por un resplandor dorado que impide su incesante avance. Razael la detiene con su mera presencia, y la criatura huye despavorida del poderoso guerrero de resplandece como las estrellas.
La criatura aterrada intenta regresar hasta el sello, pero en eso los Protectores de Gaia la vuelven a retener y Mendoza da la señal de usar el satélite arma, y esta vez el haz de luz desintegra a la criatura por completo. Razael con sus cuatro alas extendidas desaparece en medio del cielo, mientras que los demás Protectores de Gaia lo acompañan. El que se queda con Mendoza y su equipo es Melquisedec, el cual les agradece su labor de proteger a la humanidad. Mendoza les pregunta si van a por el responsable del asalto a la Dimensión Madre, y el Protectores de Gaia le asegura que será llevado ante la justicia divina.
Suben hasta la cima del cerro con la ayuda de sus naves. Mendoza les reitera que tendrán que esperarse hasta que limpien el lugar, mientras tanto el líder se sienta en una de las rocas junto a sus compañeros, Alexis, Carlos y Valeria. Inteligencia le informa que tiene una llamada de Blackbourne y de Bellamy, la cual Mendoza lo tomo como algo inesperado y tratando de sonar calmado los saluda con mucho respeto a ambos. Les cuenta lo que acaba de pasar, también les dice que si no hubiera sido por los Protectores de Gaia no hubieran logrado contener a las criaturas del sello. Bellamy sale abruptamente de la llamada, pero Blackbourne se queda para agradecerle su trabajo, algo que a Mendoza lo llena de orgullo.
“Esto es una mierda” exclama Carlos, y los demás se queda en silencio. Saben que tiene razón, aunque Mendoza le reitera que aunque no está mal, ellos son los que protegen a la gente de esa mierda, Valeria le reclama que le parece injusto que se le oculte esto al resto de la población, les dice que todo el mundo debería saber la verdad, y que los gobiernos deberían abogar por una solución definitiva, algo que Mendoza está de acuerdo, pero sabe bien que no se puede hacer mucho al respecto, por más perfecto que sea un sistema, siempre tiene fallas, y la ATCWC está para evitar que esas fallas destruyan el sistema.