Camino hacia el más allá

Publicado por JLT en

Camino hacia el más allá

Lo observo por última vez. Es tan hermoso, tan bello, es todo lo que siempre he querido, y sin embargo, todo me fue arrebatado por una maldita enfermedad. Otra vez las sombras de ojos rojos me invitan a ir con ellos, pero los ingenuos no saben que no confío ni confiaré en ellos. Ya casi es hora de que ella llegue, me dijo que con los primeros rayos del amanecer vendría por mí y sería mi último momento en el mundo de los vivos.

Oh, Alejandro, adiós, mi amor, te estaré esperando. La sigo mientras vamos tomadas de las manos. Pasamos junto a las sombras de ojos rojos, pero huyen cuando la niña camina junto a ellos. Puedo reconocer que la niña no es realmente una niña, es algo más, algo poderoso y con autoridad; quizás mi ángel guardián.

 Se detiene frente a la ventana del pent-house de mi esposo. Extiende su mano y un hermoso portal blanco aparece frente a nosotros. Sin decirme nada, sé lo que tengo que hacer, pero, la emoción me gana y caigo hincada, derramando lágrimas. ¡No quiero irme! Volteo hacía Alejandro, que yace dormido y quisiera acostarme junto a él y olvidarme de todo.

La niña se acerca a mí y me abraza y me dice que todo está bien, que esto es el proceso de morir. ¿Por qué no pude simplemente morir y ya? ¿Por qué tiene que haber más después de la muerte? Curiosamente no siento miedo, pero sí tristeza y melancolía. Con lágrimas en mi rostro lo observo por última vez y dejo que el portal me absorba.

Me encuentro en una cámara gigante de un blanco perfecto. La niña está frente a mí, observándome sin decir nada. En lo que parece ser el medio de la cámara blanca hay un enorme cristal que resplandece y palpita como si fuera un corazón. Es la cosa más hermosa que he visto en toda mi vida. Es hipnótico, esos colores, ese brillo, es precioso.

Cuando me percato, la niña ya no está. Camino hacia el cristal y cuando estoy cerca, siento un poderoso llamado para tocarlo. Volteo hacia atrás y veo a un ángel de armadura dorada. Está quieto, en silencio, observándome. Puedo sentir su presencia; es poderosa y amorosa. Siento una paz como solo sentí cuando mi cuerpo falleció. Me siento bien y mi mente está tranquila a pesar de que estoy muerta y estoy no sé dónde. Pero sé que todo está bien.

Toco la estructura que soporta el cristal y que también brilla. Súbitamente la cámara se llena de hermosos flujos de color verde que parecen moverse como ríos. Por alguna razón sé que son canales de vida que fluyen a todos los seres vivos del planeta. Sonrió y acaricio los hermosos canales que pasan cerca de mí y cuando la veo, sé que es ella.

Es una mujer mayor que se parece mucho a mí. Ella es Dios o es Dios a través de ella. Me acerco y conforme lo hago, comienzo a llorar y una sensación abrumadora hace que mi pecho se envuelva en fugo, pero no me hace daño, por el contrario, es orgásmica, además de que es fuego morado.

Me hinco ante ella y la abrazo, y le pido perdón por todas las cosas malas que hice en mi vida. Ella me acaricia mientras me deshago, pidiéndole perdón por todo en lo que no fui fuerte y me dejé llevar por la tentación. Ella se hinca frente a mí y me dice que todo está perdonado.

Sonrió y me limpio las lágrimas. Le explico la situación de mi esposo, de que él hará todo lo posible para seguirme y que no quería prometerle que lo esperaría, pero no podía decirle que no. Ella con un aura de divinidad y una sonrisa que derrite mi corazón me confirma que me preocupe de Alejandro, ya que ella lo esperará si él logra incursionar entre las dimensiones de Terra Gaia.

Le suplico que antes de continuar, me deje esperar hasta que tenga la certeza de que Alejandro seguirá con su vida. Ella toca mi pecho y una sensación abrumadora me hace perder la consciencia por un momento. Cuando despierto veo que me encuentro en una colina, junto a un manzano, con un atardecer frente a nosotros. Detrás de mí hay una especie de portal, pero parece estar desactivado.

Su presencia me toma por sorpresa y camino hacia ella. Estira su mano y una manzana cae del árbol. Me la da y ella me indica que al comer la manzana ella y yo volveremos a ser solo una. Es difícil de explicar con palabras, pero sé perfectamente de qué habla. Si Alejandro es capaz de llegar hasta nosotras, entonces, necesitamos volver a ser una.

Me siento y con el atardecer frente a mí, y agradecida con la vida, doy una pequeña mordida a la manzana. No me siento diferente, pero sé que algo cambió. Sigo comiendo la manzana hasta el último bocado. Ella ya no está, porqué ahora ella soy yo y yo soy ella. He vuelto a la fuente, he vuelto con mi ser superior.

Ya no soy Beatriz. Ella es una de mis muchas vidas. Ella es un hermoso recuerdo que siempre vivirá conmigo. Sé que Alejandro está cerca, puedo sentirlo y verlo. Antes de regresar al corazón del planeta, necesito asegurarme de que él pueda seguir con su vida, pues así fue la promesa que me hice a mí misma. El portal se activa y sonrío porqué él ha llegado, cumplió su promesa y yo la mía.   

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