La Leyenda del Espectro con forma de Ángel

Publicado por JLT en

La Leyenda del Espectro con forma de Ángel

La Leyenda del Espectro con forma de Ángel(c)Jorge Luis Tirado Lizarraga


El delicado equilibrio entre la vida y la muerte se despliega ante nosotros y no todos los que encuentran su fin tienen la fortuna de transitar hacia la siguiente etapa de la existencia. Hay aquellos que desafían a toda costa su destino final, intentando prolongar su vida más allá de lo natural y en consecuencia, quedan marcados y condenados por sus terribles acciones.

En el reino de Eriamor se arraiga una antigua leyenda que atormenta a los más jóvenes, la cautivadora historia del espectro con forma de Ángel. Se cuenta que esta entidad fantasmal deambula por las orillas de los bosques en busca de inocentes que puedan ser seducidos por el éxtasis que desprende desde la distancia, atrayéndolos hasta lo más recóndito del bosque para devorarlos.

Las historias sobre este espectro son diversas, y cada uno de los reinos ha tejido sus propios relatos, adaptados a su cultura y creencias. En el reino de Misane se narra que el espectro se manifiesta en los sueños de aquellos que se sienten culpables por sus malas acciones, mientras que en Razner se dice que atormenta a aquellos que han abandonado el amor por su nación.

Pocos son los que conocen la verdadera historia del espectro con forma de ángel, pero nadie sabe que esta entidad surgió en el año 235, en la era industrial. Fue en ese tiempo que pequeñas comunidades de colonos abandonaron lo que hoy conocemos como la ciudad de Atlantis, en el Reino de Fatal.

El paso del tiempo ha borrado su nombre y todo registro de ella. Nació en una relación desgarradora, con un padre que la abandonó y que más tarde sucumbió bajo el ataque de un grupo de Elementales corruptos. Su madre hizo todo lo posible por criarla en un entorno amoroso, contando con la ayuda de una comunidad que la acogió como su propia hija. Sin embargo, el abandono y la muerte de su padre sembraron un futuro sombrío para ella.

Fue en un día lluvioso, como era habitual en el bosque del Leviatán en lo que hoy conocemos como el reino de Eriamor, cuando la joven se aventuró y entró al bosque prohibido, maravillada por los legendarios Elementales que sostenían conversaciones mensuales con los Ancianos del pueblo. Con tan solo diez años, siguió a uno de ellos hasta los rincones más profundos del bosque. Al sentir la armonía del entorno, anheló quedarse allí para siempre, pues esa armonía lograba sepultar el dolor del abandono paterno que aún se agitaba en su corazón.

Fue entonces cuando uno de los Elementales Legendarios se le presentó, llamándola por su nombre, y le rogó que regresara al pueblo. Explicó que los Elementales de allí, a diferencia de aquellos que habitaban cerca de la Ciudad Principal de los Parávelers, no estaban acostumbrados a convivir tan estrechamente con los humanos y necesitaban tiempo para entablar relaciones efectivas con ellos.

La niña asintió, pero también anheló que Druk le revelara más sobre sí mismo; deseaba conocer a fondo la belleza que los elementales legendarios podían alcanzar. Druk, el elemental legendario, compartió su pasado y cómo había ayudado y guiado a los pequeños poblados que decidieron establecerse cerca de su morada. Le reveló su existencia de más de siete mil años, viviendo en una armonía total.

De todo lo que escuchó, solo una cosa se grabó en la mente de la niña: “¿Es posible vivir eternamente?”. Incapaz de apartar ese interrogante de sus pensamientos, el elemental respondió que los humanos, llevando una vida saludable, podían vivir hasta los quinientos años, pero más allá de eso resultaba imposible, ya que sus cuerpos no pueden soportar el constante flujo vital a través de sus órganos durante tanto tiempo.

Embriagada por la idea de una vida eterna, la niña nunca cesó en su búsqueda para lograr que su cuerpo pudiera contener el flujo de la vida indefinidamente, tal como lo hacían los elementales. Regresó acompañada por Druk, y tanto su madre como un anciano del pueblo la reprendieron. El elemental legendario retornó a su hogar, junto al cristal, y la joven no volvió a tener noticias de él durante mucho tiempo.

Finalizó sus estudios en la Academia improvisada del pueblo, que aún dependía de la Central en la Ciudad Principal de los Parávelers, Atlantis, y se dedicó por completo al estudio del cuerpo humano. Se convirtió en un talentoso medico especializada en neurofisiología y neurología, enfocándose en comprender la relación entre el cuerpo humano y la naturaleza, más allá de la conexión con los elementales, las plantas y los árboles. Indagó en un tema imperceptible y tabú: el flujo de la muerte, que corrompe gradualmente el cuerpo humano y lo conduce al envejecimiento y la muerte. Encontró algo muy interesante entre el flujo de la muerte y la oxidación celular.

Mediante experimentos con pacientes, sin que nadie se percatara, probó varias hipótesis para revertir el deterioro y envejecimiento de las células, incluso creando nuevas células. Durante años, mantuvo sus investigaciones en secreto y logró alcanzar grandes avances, aunque estos se encontraban estrictamente prohibidos por la Administración y los Sumos Sacerdotes, quienes poseían una conexión profunda con el planeta y los Elementales.

No pasó mucho tiempo hasta que fue descubierta y llevada a juicio por sus experimentos, considerados una violación a la vida humana. Afirmaba que tenía el derecho de buscar formas de prolongar la vida humana, pero sus detractores le recordaron que no se podía modificar el cuerpo humano a través de la Ingeniería Genética, ya que ello podría provocar graves desequilibrios que llevarían a la humanidad a un periodo de oscuridad.

Aceptó su castigo, dejando atrás el arte de la curación y sus estudios en medicina de manera definitiva. Los que la juzgaron fueron indulgentes con ella, pero regresó a su hogar con un profundo sentimiento de decepción y un corazón colmado de furia por haberle arrebatado sus habilidades para siempre. Sin embargo, eso no significaba que renunciaría a su búsqueda de la vida eterna.

Rememoró los años pasados, cuando se aventuró en el bosque persiguiendo al hermoso elemental, y se le ocurrió una idea para recuperar lo que le habían arrebatado. En una noche lluviosa, se adentró en las profundidades del bosque del Leviatán en busca de su centro de poder. Avanzó caminando varios kilómetros, ocultándose de los elementales que danzaban alegres bajo la torrencial lluvia.

Finalmente, sintió la inmensidad de su poder, sabía que estaba cerca. A través de túneles secretos, llegó hasta la cámara donde se resguardaba el cristal. Su resplandor emanaba una energía poderosa y hermosa, llenándola de vitalidad y un renovado amor por la vida. Sentimientos de arrepentimiento la embargaron, el cristal se comunicaba con ella, suplicándole que no siguiera por ese camino de perdición, pero su ambición era más fuerte que la influencia del cristal.

Con toda su vasta sabiduría, estaba dispuesta a reescribir los genes de su cuerpo en las partes clave que permitirían una vida eterna. Identificó los genes cruciales que causaban el envejecimiento del cuerpo humano y la incapacidad de crear nuevas células como en la juventud. Aunque su poder era insuficiente, el cristal poseía la fuerza necesaria para hacer realidad su objetivo.

En primer lugar, abrió al máximo sus canales para permitir que el poder del cristal fluyera a través de ella, inundando sus centros energéticos más allá de su capacidad natural. La corriente de poder que la atravesaba se volvió abrumadora, provocando que las células de su cuerpo comenzaran a quemarse. Sin embargo, eso no logró detenerla, su mente persistió a pesar de la lenta y dolorosa muerte que experimentaba. El cristal le habló, suplicándole que se detuviera, ya que su cuerpo no podía soportar tal cantidad de poder, pero ella lo silenció de inmediato, absorbiendo cada vez más con su mente mientras se sumergía en un estado de desconexión interna.

Utilizó su poder para crear nuevas células y potenciar sus centros energéticos. Durante un tiempo, se encontró en un trance creativo, generando vida mientras perdía sus propias células en el proceso. De repente, todo se detuvo abruptamente. El cristal se cerró y el flujo de poder dejó de fluir hacia ella. Moribunda, apenas con un cuerpo intacto para seguir con vida, volteó y la vio: allí estaba ella, acompañada de sus guardianes elementales, el espíritu del planeta, con sus rizados y dorados cabellos, la observaba con furia en sus ojos.

“Perdóname, Gaia”, dijo la joven, pero el espíritu del planeta no estaba complacido con sus acciones. Se acercó a ella, tocó su frente y regeneró su cuerpo por completo. Sorprendida, la joven experimentó una vitalidad inmensa que la llenaba de regocijo, pero su alegría fue efímera cuando Gaia le dijo: “Si tanto deseas la vida eterna, entonces te maldigo para que deambules en el plano de los vivos hasta el final de los tiempos”. Gaia se marchó sin decir más, dejando a la joven desconcertada por el hecho de que nada había cambiado en su interior.

Al salir de la cámara del cristal, con cada paso que daba, sentía cómo su cuerpo moría lentamente, convirtiéndose en cenizas. En ese instante, el elemental legendario Druk apareció ante ella, con sus hermosas alas extendidas. “¿Puedo tener alas?” preguntó la joven, pero el elemental, que recordaba a la curiosa niña que una vez fue, sabía que ella ya estaba muerta. Derramó una lágrima por ella y la acompañó hasta su destino final.

“Debo ir con mi Madre”, dijo la joven mientras, con cada paso que daba, su cuerpo se convertía en cenizas. A pocos metros, cayó y su cuerpo se dispersó en todas direcciones, convertido en cenizas, pero sorprendentemente, no murió. De entre las cenizas, ascendió con unas alas grandes y hermosas, como las que siempre había soñado.

Su cuerpo había vuelto, pero su mente estaba en decadencia. La gran inteligencia que poseía la había abandonado. Su amor y pasión por la vida y sus misterios habían quedado atrás, dando paso a una mujer vacía. Un vacío que debía ser llenado a toda costa por la ansiedad y el dolor que experimentaba en cada partícula de su ser.

“¿Qué soy?”, gritó el espectro al cielo iluminado por las múltiples lunas. Druk se acercó a ella y se despidió en silencio, dejándola sola en la oscuridad del bosque. Ningún elemental se acercaba a ella. Estaba sola, sufriendo en una nueva vida de agonía por su crimen.

Los gritos desgarradores alivian la soledad, la ansiedad, la depresión, la tristeza, la melancolía y el ardor de su cuerpo.Mientras buscaba regresar a su pueblo y reunirse con su Madre, se dio cuenta de que no podía acercarse a las casas debido a un dolor terrible que surgía en su pecho, impidiéndole avanzar. Gritando y llorando por su Madre, se vio obligada a regresar para evitar sentir ese dolor que la acechaba y la mataría una y otra vez.

Cuando los rayos del sol tocan su cuerpo alado de cenizas, se desintegra al no poder soportar los códigos de luz que la estrella emite desde su núcleo. Durante las noches, sus cenizas se unen y su existencia se convierte en una agonía eterna.



Si te gusta nuestro trabajo por favor recomiéndanos y comparte: