La Ciudad Olvidada

Publicado por JLT en

Ascenso del Rey de Brivader

Octavo Mes del Año 27

Las máquinas continúan su incesante recorrido por debajo de la tierra del continente perdido. Desde la ciudad capital de la civilización han recorrido miles de kilómetros con el objetivo de llegar hasta el otro extremo del continente. El plan es construir una red de túneles subterráneos para transportar suministros sin afectar la vida en la superficie.

Cerca del centro del continente las maquinas chocan contra una pared de piedra tan sólida que las revienta. Los ingenieros se acercan para averiguar lo que pasó, según los registros previos que hicieron con la ayuda de satélites, nada debería de estar bloqueando su paso. La piedra maciza es impenetrable, por lo que se ven obligados a rodearla por varios kilómetros.

Mientras la construcción sigue desviándose de su ruta, un grupo de investigadores y militares explora el enorme pedazo de tierra subterránea que burla todo sistema de exploración. Intentan explorar su superficie, pero un denso y oscuro bosque lleno de poderosos elementales les hace las cosas imposibles.

Se intentó la diplomacia, pero los elementales no permitieron que los humanos exploren el bosque que se conoce como Revio Arundel, bajo ninguna condición. Los lideres de los Parávelers desistieron al aceptar que no había forma de saber que ocultan en ese bosque, pero a través de la política oculta y su poder militar, crearon un grupo de hechiceros con la más alta tecnología apoyados por sintéticos para adentrarse en el bosque y encontrar la entrada a ese enigmático lugar.

El grupo con el nombre clave Topo Invisible logró adentrarse en el bosque y explorar los lugares que sus satélites no lograban captar con claridad. Lograron evadir todo encuentro con elementales, pero cuando llegaron hasta lo más profundo de una cueva se encontraron con una estatua negra que bloqueaba su camino.

La intentaron mover, pero era demasiado pesada. A simple vista no parecía ser tan pesada, pero por más esfuerzos que hicieron los miembros del equipo, simplemente no pudieron. Tomaron una muestra y la estudiaron con rapidez. El elemento metálico no existía en sus registros. Se tomó una decisión polémica que podría causar un problema a gran escala. El líder del grupo, Ludwig les ordenó a sus soldados que destruyeran la estatua, pero sin que los elementales del bosque escucharan la explosión. Ya lo había hecho antes, es parte de su entrenamiento como grupo de fuerzas especiales. Los soldados hechiceros crearon un escudo de energía con la ayuda de baterías y uno de ellos reunió toda su energía en una pequeña esfera. Los sintéticos dieron parte de su energía para el escudo y cuando todos estaban listos, la pequeña esfera fue detonada, pero la estatua no se destruyó. Los suelos del bosque temblaron a pesar de haber contenido la explosión, lo que alertó a los elementales.

Una pequeña apertura, entre la estatua y la roca maciza quedó expuesta. Los sintéticos pasaron al ser sus cuerpos muy esbeltos. Ludwig les pidió que explorarán la zona mientras ellos buscaban la forma de pasar por el pequeño hueco. Súbitamente la comunicación se interrumpió entre el líder y los sintéticos. Los soldados hechiceros lograron manifestar un hechizo de reducción de sus cuerpos y lograron pasar por el pequeño hueco entre la estatua y la roca.

Ludwig reportó que habían entrado a la cueva y la comunicación se perdió al adentrarse en las profundidades. Los soldados hechiceros sentían el ambiente pesado y hostil, como si no quisieran que estuvieran ahí. Las paredes parecían de roca, pero brillaban y mostraban unas líneas que parecían letras. El equipo de fuerzas especiales se adentraba cada vez más en la cueva hasta que llegaron a un mirador y ahí encontraron algo que les quitó el aliento.

Una gigantesca ciudad debajo de la tierra. Intentaron tomar evidencia de lo que veían, pero sus pulseras no funcionaban, ni tampoco podían comunicarse con el exterior. En el centro de la ciudad hay una preciosa esfera que está rodeada por unas piezas metálicas que la rodean a una velocidad vertiginosa. Ludwig supuso que eso debe de estar bloqueando sus equipos electrónicos.

La ciudad estaba vacía, con cientos de cadáveres por todos lados. Parecía como si todos hubieran muerto de forma repentina y solo sus huesos quedaron para evidenciar que alguna vez fue una ciudad llena de vida. La tecnología y la arquitectura era similar al de Atlantis, pero distinta, como si se hubiera corrompido. Los equipos electrónicos estaban alimentados por cristales de color negro con rojo. Uno de los soldados de Ludwig tocó uno por error y cayó desmayado. Mientras los demás seguían avanzando, otro soldado se quedó con él hasta que despierte.

Entre más se adentraban en la ciudad con rascacielos de arquitectura futurista y oscura, Ludwig y sus soldados se sentían más débiles. Algunas de sus armas se apagaron ya que sus cristales perdían toda su energía. Los cristales brillantes y azules que usan sus trajes y armas parecían perder ante los cristales oscuros. Súbitamente una alarma los toma por sorpresa y Ludwig y sus soldados se esconden en un departamento con vista a un edificio inmenso que parece ser el centro de la ciudad.

Observan desconcertados cómo salen de sus enormes puertas unas monstruosidades que una vez fueron personas. En todos sus cuerpos hay cristales oscuros y sus ojos están huecos. Se mueven despacio y son tantos que no pueden contarlos. Detrás de las personas de cristal aparecen unas entidades humanoides con alas gigantes. Sus cuerpos están hechos de cristal y de sombras y dejan una estela oscura detrás de ellos.

Ludwig siente una presencia cerca de él y cuando voltea ve una sombra con miles de ojos que lo observa a su lado. Lo ataca con un cuchillo cargado de su poder, pero no logra nada, su poder lo ha abandonado. Desenfunda su arma energética y logra reventar a la sombra de miles de ojos. Inmediatamente ordena la retirada y sus soldados y él corren hasta el techo. Salta por los edificios mientras las entidades cristal y sombra los siguen, las personas cristales corren detrás de ellos y con sus manos invocan una esfera sobre sus cabezas que dispara rayos de color rojo con negro. Sus trajes son resistentes, pero pierden energía vertiginosamente, por lo que algunos de ellos no logran soportar los disparos de las personas de cristal.

Ludwig llega hasta el lugar que dejaron a sus dos soldados, pero no encuentran nada. Con un ejército detrás de ellos decide huir. Llegan hasta la entrada de la cueva y ahí ven que los que se quedaron atrás ya atravesaron el hueco. Ludwig le ordena a los demás que lo atraviesen mientras él se queda para detener a los seres de cristal y sombra. Con dos armas en cada mano logra reventarlos, pero súbitamente la energía de ambas armas que termina, pero su poder, aunque es poco, ha regresado y mientras sus soldados salen del hueco, él usa su poder de cinética para aventar a todo lo que los intentan detener.

Detrás de Ludwig aparece una sombra con forma de zorro de siete metros de altura. La sombra atrapa a Ludwig y súbitamente explota su cuerpo. La sombra se hace a un lado y sus compañeros ven a su líder por todos lados. La sombra del zorro intenta entrar por el pequeño hueco, pero un elemental deidad lo detiene. Con forma de serpiente, el elemental deidad logra hacer que la sombra regrese con los seres de sombras y cristal. El elemental deidad se enfoca en el hueco y logra sellarlo con un hechizo.

Los soldados que quedaron se quedan estupefactos, mientras que el elemental deidad de nombre Theszat los observa con mucha furia. Los reprende sobre la prohibición del bosque y de lo que se esconde en su interior. Los soldados se limitan a excusarse de que seguían órdenes. Theszat les ordena que regresen a sus hogares. Ellos obedecen y salen del bosque escoltados por los elementales líderes.

Una nave junto con Tidu, el comandante de las fuerzas militares de los Parávelers los están esperando. Theszat le reclama a Tidu su desobediencia, pero el comandante se limita a sonreír y a ayudar a sus soldados a subir a la nave. Tidu observa a Theszat y lo único que le dice es que el mundo está cambiando y ellos ya no tienen cabida aquí. El elemental deidad se enfurece y está a nada de atacarlos, pero se contiene.

Tidu regresa con sus soldados. Ellos le cuentan todo lo que pasó, ya que la mayor parte de sus grabaciones se encuentran corruptas, pero lograron unas cuentas imágenes de la ciudad y sus misteriosos habitantes, también de la sombra con forma de zorro.



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