Lejos de Casa – Capítulo 4: Casino Galante

Publicado por JLT en

Lejos de Casa – Capítulo 4: Casino Galante

Día 25 del mes Tercero del año 3260 – 7:22 AM – Ciudad de Velantra

Sus gritos de agonía resuenan por la pequeña habitación subterránea que se encuentra en la casa del placer Frenesí. El felino le suplica que se detenga, sin embargo, Melquized no solo lo está haciendo para que acepte su traición, sino que lo hace por placer, mientras que Reindruss los observa sin hacer ningún gesto o mostrar emociones. Ni siquiera fue necesario que estuviera atado, ya que el felino no puede en contra un dragón, aun cuando ese dragón no sea considerado como un guerrero. Un golpe de Melquized, y el felino besa el piso y lo tiñe de rojo. Con un peso de quinientos kilos y una fuerza muscular hasta veinte veces la de un humano normal de Terra Gaia, el felino no tiene ninguna oportunidad en contra de dos dragones guerreros.

Nami le suplica por su vida con su rostro desfigurado y su brazo derecho partido en tres. El dragón líder estaba esperando este momento desde que Dorsan lo doblegó y envió a varios de sus compañeros a su muerte. Sabe que nada hará que sus compañeros regresen, pero el placer de destruir a golpes a aquel que lo traicionó logra apaciguar su ira. Reindruss lo detiene cuando se percata de que Nami ya no puede soportar más. El felino ni siquiera fue capaz de levantar sus manos para cubrirse el rostro. Tirado en una esquina, con su respiración acelerada, llanto y ese típico ronroneo que hacen los felinos cuando están cerca de la muerte, Nami ya no puede seguir.

—¿Qué vas a hacer con él? —le pregunta Reindruss al cerciorarse de que Nami aún sigue con vida.

—Terminar con su sufrimiento y haré que lo envíen con su familia —le responde Melquized con tranquilidad.

Él no siente remordimiento, ni lástima por el felino. Solo siente paz por terminar con su sufrimiento. En cambio, si el que estuviera moribundo en el suelo fuera un dragón, otra historia sería. El matar a un humano, un cetáceo, felino o cualquiera de las otras especies no le afecta a su integridad mental y espiritual. Así ha sido siempre la cultura dragón desde que los primeros dragones aprendieron lo que es la guerra en sus inicios como especie inteligente. Emocionalmente son tanques con una coraza impenetrable cuando se trata de otras especies inteligentes, pero cuando se trata de atacar o inclusive matar a un dragón, todo su ser, todo lo que son y todo lo que es su cultura intenta evitarlo. Están diseñados de forma genética para evitar matarse entre ellos, en cambio, siempre buscarán ayudarse. Es por eso que todos los intentos de los trece reinos por hacer que los dragones luchen entre ellos ha fracasado. Un dragón elegiría la muerte antes de que sus acciones desencadenen la muerte de sus hermanos dragones, no obstante, hay excepciones, pero son muy raras.

Sin hacer esfuerzo, Reindruss levanta al felino del cuello; para el dragón, sesenta kilos no es nada. Melquized estaba a punto de reclamarle, pero lo deja ser. El felino se aferra con sus dos manos al antebrazo de Reindruss y su ronroneo y llanto se acrecienta, ni siquiera es capaz de decir una sola palabra al no poder abrir su boca al tener su quijada partida en varios pedazos. Con su otra mano le sujeta la cabeza peluda, en la que tiene una sola oreja puntiaguda levantada. Mira fijamente a Reindruss, le súplica que no lo haga, pero sin mostrar expresión alguna, el dragón le quiebra el cuello. Coloca su cadáver sobre una mesa y se queda en silencio, mientras espera a que Melquized siga con el plan.

Les grita a uno de sus guardias para que entre en la habitación y al entrar mira por un momento el cuerpo del felino para después esperar sus órdenes. Melquized le pide que lleve personalmente el cuerpo del felino hasta con los suyos, para que su cuerpo sea llevado a Brivader con su familia. El dragón líder le asevera que haga caso omisa a las ofertas que pueda recibir durante su traslado. Los dragones se pueden considerar seres sin alma, pero cuando se trata de la muerte, ellos siempre la respetan y es inconcebible que los muertos de sus enemigos sean deshonrados, aun cuando fueran aliados que los traicionaron. Y con más razón en Velantra, ya que sobran las ofertas para los cadáveres de los seres de las otras especies. Unos usan sus cuerpos para crear venenos y pociones con diversos propósitos, otros lo usan como objetos de decoración, y hay los que llegan hasta los extremos y usan sus cuerpos para divertirse. De entre las cosas más blasfemas que pueden existir en los mundos bajos de los trece reinos se encuentran los nigromantes que usan sus poderes para satisfacer las necesidades de sus clientes en las casas de placer.

El guardia se lleva el cuerpo del felino, mientras Melquized toma una toalla y se limpia la sangre de sus manos. En su mente no hay ni una chispa de arrepentimiento ni se siente mal por sus acciones. Todo lo que hace es por el bien de los suyos y aunque todos los seres de las otras especies deban morir para que ellos puedan seguir, lo harán sin pensarlo dos veces, así son los dragones en cada rincón de los universos.

El dragón líder le pide que lo siga, y ambos dragones suben por las estrechas escaleras que fueron concebidas como un escondite más que como un lugar para que los clientes puedan saciar sus más oscuros deseos sin preocuparse por los gritos. Una pared falsa se hace a un lado y permite a ambos dragones acceder a una de las numerosas habitaciones de la casa frenesí. Al igual que las demás casas de placer, la intensidad de la luz es baja y una que otra vela le da un ambiente romántico a las habitaciones. En frenesí las paredes están decoradas de terciopelo color rojo sangre que sirve para ocultar aquello que puede ahuyentar a su clientela. El olor de las feromonas en el ambiente le molesta al dragón líder e inmediatamente se cubre su nariz con un pañuelo, lo mismo hace Reindruss.

Dos guardias dragones los están esperando y uno le informa que la reunión con el líder humano que tiene el control de las operaciones del bajo mundo de la ciudad de Velantra fue confirmada. Una leve sensación de desconfianza toma por sorpresa a Melquized, el cual observa a Reindruss con sospechas cuando parece que el dragón se acerca para querer escuchar el mensaje de su guardia. Sin embargo, no le hace caso a su instinto, ¿cómo podría dudar de un dragón del linaje guerrero de Reindruss?

Melquized le pide a Reindruss que lo siga y ambos salen de la habitación para adentrarse en una de las tres salas de la casa. En medio hay un escenario en la que un elemental ángel masculino y una elfa están manteniendo relaciones sexuales para la apreciación de los humanos de los trece reinos que gustan por ese tipo de eventos.

Reindruss observa por un momento el acto sexual y lo único en lo que piensa es en el libertinaje desenfrenado del que son propensos los humanos por no lograr contener sus deseos carnales, algo que los hace débiles y una de las razones por las cuales los dragones no soportan a la especie humana. No obstante, eso genera una derrama económica considerable que les permite a los residentes de los niveles inferiores obtener lo necesario para seguir vivos.

La destacada mujer de negocios que viene desde el reino de Misane no comparte el mismo pensamiento que Reindruss y ella observa el acto sexual con tanta fascinación que pide tener un trio con el ángel y la elfa. No le será nada económico, pero tras más de trescientos años trabajando para su nación, puede darse ese lujo y otros más. Se saborea el momento que tendrá con ambos mientras tiene sentada sobre su pierna a un mesero de la especie de los felinos que es andrógino. El mesero disfruta de la compañía de la mujer de Misane a pesar de que tiene un fuerte resentimiento a los humanos de Terra Gaia, pero dinero es dinero y cualquier daño que puede propinarle a la mujer, no solamente se las tendrá que ver con los guardias dragones de Melquized, sino que tendrá a un grupo de soldados de Fatal a su alrededor y eso no le conviene a nadie. Los negocios se terminan cuando los soldados de Fatal invaden las calles de Velantra y el responsable sabe que su vida se terminó, por lo que el felino se ríe de los malos chistes de la mujer de Misane. Le adula su elegante traje negro que parece una combinación entre un traje de negocios y una armadura futurista de tela delgadas, pero muy resistente que al mis tiempo es flexible y transpirable. El elegante traje es también una maquina Orme de protección, por lo que al atacarla, una energética surgirá para protegerla, así como también lo hará su escudo personal.

Como ella hay miles de turistas de Fatal y de los otros reinos que vienen a Velantra para hacer lo que en la superficie no pueden hacer. Ella tiene familia, tuvo un compañero con el que tuvieron dos hijos, pero como en todas las relaciones amorosas en la que cada uno puede vivir hasta los quinientos años, la muerte no los separa, sino algo conocido como el “Ciclo del Amor”. Todo amor comienza fuerte, no obstante, conforme pasan los años, setenta para ser exactos, el amor desaparece. Ocurre en la mayoría de las relaciones, pero hay casos en las que el Ciclo del Amor nunca se terminó y es la muerte la artificie del final de esa historia. Un habitante de los trece reinos tiene un promedio de cinco relaciones que pasaron a través del Ciclo del Amor. Para la mujer de Misane, su último ciclo del amor con su compañero le dió el fruto de sus dos hijos.

El felino que hace todo lo posible para que ella siga consumiendo más bebidas, sabe que el líder de la casa frenesí lo está observando, es por eso que se muestra más cariñoso con su cliente. Aunque le cuesta aceptarlo, la supervivencia de su familia depende de las propinas que los humanos puedan darle por arrastrárseles a sus pies. No lo disfruta en lo absoluto, aún cuando debe de vender su cuerpo por placer. Su compañero lo sabe y él que trabaja como guardia en un almacén de Melquized, permite que su compañero venda su integridad para llevar comida a la mesa.

Al salir de la casa e incorporarse a las calles de la ciudad subterránea. Un grupo de fanáticos los toma por sorpresa. El dragón líder sabe perfectamente quiénes son, pero Reindruss no sabe tanto sobre ellos, y es por eso que se acerca para escucharlos con atención. Un felino está sobre una caja y les grita a los demás seres de las otras especies que se acerquen para escucharlo. Explayándose con sus gestos, les cuenta sobre la salvación de sus almas para evitar quedar anclados al planeta y rechazar formar parte de la actual humanidad que tanto desprecian. “La Voz Armoniosa” es el nombre que le dieron a su enigmática deidad que escuchó sus plegarias. Los líderes de Velantra los rechazan contundentemente y les piden a todos los residentes galácticos que no escuchen a la voz armoniosa, ya que no saben cuál puede ser su origen ni tampoco conocen sus verdaderas intenciones. Ninguno de los trece reinos ha tomado acciones ante el culto que está surgiendo de entre los seres de las otras especies.

Las reglas de Terra Gaia son claras, aquel visitante que llegará a fallecer dentro del planeta, su alma quedará atrapada hasta que la actual humanidad logre trascender. Sus contratos de alma son creados y de ahora en adelante renacerán como humanos de Terra Gaia. Esto es algo completa y profundamente aberrante en todo sentido para los dragones que primero intentarían destruir sus almas antes que encarnar en un humano. El historial de un alma no se elimina tan fácil, a menos de que decidan lanzarse a un agujero negro, y el encarnar en un humano es visto como una traición para las civilizaciones galácticas de los dragones. Ellos valoran las almas puras e íntegras de los dragones.

Llegaron como refugiados, pero su plan era temporal hasta encontrar un hogar permanente. Nadie quiere ser parte de Terra Gaia y menos el pertenecer a una humanidad que fue la causante de que quedarán atrapados de esa forma tan despiadada. La voz armoniosa es justo lo que anhelan con más necesidad, salvar sus almas del destino de Terra Gaia y regresar a casa.

—¿En qué momento se atrevieron a tomar las calles de la ciudad? —le pregunta Reindruss al observar cómo el felino se desenvuelve con elocuencia.

Se cuestiona sobre cómo es que los otros seres inteligentes le piden que les ayude a salir adelante, como si fueran ciudadanos de civilizaciones Fuletress que acaban de salir de las cuevas o del barro. Es impensable que un ciudadano galáctico puede volver a creer en deidades; eso es algo primitivo y peligroso. Sí, son herramientas para las civilizaciones infantes, pero no para ciudadanos galácticos que han logrado transcender incontables mundos y muchas vidas.

—Varios de mis guardias son creyentes —le responde Melquized decepcionado—. Si intento algo para detenerlos voy a dividir a mi pueblo y ya es demasiado tarde para hacer algo al respecto. No estoy de acuerdo con ellos, pero la fe puede ser una poderosa arma para unificar e inspirar.

—Esto se te puede ir de las manos y nosotros ya tenemos una creencia —le recuerda Reindruss con exaltación—. ¡No necesitamos creer en falsos dioses creados por nosotros mismos!

—¿Y qué quieres que haga? —le reclama Melquized y grita tan fuerte que los que escuchaban al felino se dan la vuelta para verlos.

Reindruss se enfurece y extiende sus majestuosas alas. Corre hacía el felino; tumba a todos los que estaban en su paso. Lo sujeta del pecho y le grita que es un maldito cobarde. Lo lanza por los aires sin ningún esfuerzo y se impacta contra el techo de una casa que está a más de veinte metros, dejándolo inconsciente por el tremendo golpe.

—¿Qué les pasa a todos ustedes? —les grita con furia al subirse al techo de un negocio—. La mano armoniosa no es más que nuestro miedo manifestado en un salvador. ¿Acaso ya olvidaron sus verdaderas identidades? ¿Acaso los humanos de Terra Gaia les borraron sus recuerdos? Todos ustedes son seres superiores a ellos y no necesitamos ningún falso dios para salvarnos.

La situación se vuelve caótica. Unos le reclaman que los dragones son unos seres egoístas que no ayudan a los demás, mientras que otros le increpan que es un blasfemo, otros que es la única forma de salvarse de Terra Gaia. Los compañeros del felino a pesar de que fue su primera intención agredir a Reindruss, al ver que se trataba de un dragón guerrero, optaron por irse y ayudar a su líder. Ni siquiera los otros dragones creyentes se atreven a atacarlo.

Se escuchan aplausos y una voz le reclama a Reindruss que se baje de ahí. Un soldado de élite de Fatal aparece con un grupo de soldados fuertemente armados. Todos los que escuchaban al felino huyen al verlos y dejan a Reindruss y a Melquized solos.

—¡Siempre son dragones los que causan un alboroto! —exclama el fanfarrón del soldado élite de Fatal—. Siempre… son… ustedes.

—Lush, no buscamos ningún problema —le asegura Melquized.

—¿Entonces por qué mandaron a volar al gato? —le cuestiona Lush a carcajadas—. No es en serio, ¿qué necesidad había de mandarlo a volar hasta allá? Aunque tengo que admitirlo, es gracioso, pero, realmente, chicos serpientes o adultos lagartijas, como sea, ¿a quién le importa?, ¿por qué aventar al pobre tipo gatuno?

—Se lo merecía —grita Reindruss.

—Ooooohhhhhh, ya veo, ya veo, con que se lo merecía, eh. Vaya, ustedes siempre quieren tener la razón y justifican sus acciones sin ninguna explicación lógica —le reclama Lush con un marcado tono de sarcasmo—. Se lo merecía dice la serpiente emplumada. Vaya, vaya, pero sabes ¿qué? Tienes razón, esa basura no me gustaba y se lo merecía, bueno, ustedes tampoco, quiero dejar bien en claro eso, de que no me caen bien por supuesto, pero él me caía mal, espera, ¿si es un él o una ella? Ya sabes, es difícil saber su sexo con solo la apariencia, además ustedes tienen formas extrañas de reproducirse. ¿Ustedes son energía masculina o femenina? Porqué eso me gus…

—¡Ya basta! —le reclama Melquized y estuvo a punto de atacarlo, pero se contuvo en el último momento—. Haz lo que tengas que hacer y déjanos en paz.

—Tranquilo viejo, no me interesa hacerte nada. No es algo que nos convenga. Pero ya sabes el precio por dejar pasar esto, ¿cierto?, ¿cierto, Melqui? —le asevera Lush después de acercarse y decirle lo último la oído.

El dragón líder le confirma de mala gana. Melquized lo desprecia por ser un corrupto y en una ocasión se lo hizo saber a Dorsan, pero al general de Fatal no le importan los pequeños detalles, a él solo le importa saber que Velantra es segura para los ciudadanos de los trece reinos. Lush ordena a sus hombres que regresen a sus patrullas, mientras que él se dirige a frenesí para recibir el pago de Melquized por dejar que los negocios sigan prosperando.

El dragón líder le pide a Reindruss que lo siga y ambos llegan hasta una enorme cueva repleta de tantos anuncios de neón que parece que es de día. El gigantesco casino Galante es en donde tendrán la reunión con Arad, líder humano de Velantra. Los soldados de Fatal que custodian la entrada revisan de forma brusca que ninguno de los dos dragones tenga armas debajo de su ropa, podrían hacerlo con sensores, pero los guardias disfrutan golpear a los dragones. Con gruñidos, ambos dragones son inspeccionados hasta que les permiten el paso, pero no los dejan pasar por entrada principal del casino sino que pasan por un estrecho pasillo en el que apenas caben para ir a la reunión con Arad.

Con dos soldados de Fatal custodiándolos, ambos guerreros llegan hasta el final del casino y por una entrada secundaria entran a la casa más grande del placer que cuenta con siete mil habitaciones y doscientas y cinco salas con capacidad para doscientas personas. Además tiene siete súper salas con capacidad de cincuenta mil personas. En la casa del placer del casino Galante se llevan a cabo las tan famosas Hechizorgias.

Siguen por otro pasillo y entran tras atravesar tres puertas de metal reforzado en una exuberante y lujosa habitación rodeada de un acuario con miles de especies marinas. La habitación es tan grande que pueden caber hasta doscientas personas, pero lo único que hay además de lujosas salas por todos lados, es un pequeño escritorio bañado en oro blanco en el centro. Él se encuentra sentado, observando la pantalla de su pulsera. Viste un elegante traje blanco, su cabello es gris, sus ojos color ámbar y su piel color café dorada, Arad se encuentra a la espera de ambos dragones.

Siguiente capítulo: Lejos de Casa – Capítulo 5: El Orquestador


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