La Antigua Gran Guerra Celestial Parte 1 – Capítulo 7: Tambores de Guerra

Publicado por JLT en

La Antigua Gran Guerra Celestial Parte 1 – Capítulo 7: Tambores de Guerra

Con más de cien hombres preparados para la guerra, Zotz marcha hacia Nakbé. Los exploradores informan a Sak y él reúne a los demás líderes en su casa para advertirles de la situación. Estando en mejores condiciones, el líder de Nakbé les avisa de la inminente batalla. Pakal de Izamal, Kinich de Cival, Hunahpu de Tikal, Nakuk Pech de Calakmul, Chaac de Copán, Yax K’uk Mo de Taxchilán, dan su palabra de que lo apoyarán cuando llegue el momento. Los guerreros de los líderes ya se encontraban listos, a la espera de una respuesta de Uxmal, y aunque nadie lo querían admitir, sabían que tarde o temprano Zotz atacaría a Nakbé y la muerte de Chilam fue la justificación perfecta.

Alrededor de quinientos hombres armados pasan factura al pueblo de Nakbé, y Sak se ve obligado a consumir gran parte de sus reservas de alimento. El miedo se respira y los rumores de que Zotz viene a conquistarlos se hacen eco entre las familias, logrando que haya cierta inestabilidad en la economía. Observan a los guerreros de los otros líderes prepararse para la batalla, y eso es suficiente para saber lo que está ocurriendo.

Con ayuda de un bastón, Sak se para en lo más alto de un pequeño templo junto a la plaza principal. La gente de Nakbé y los líderes de los otros pueblos Mayas se acercan para escucharlo con atención. Yunuen lo acompaña junto con su hermana y Nahil. Esto no será nada fácil para él, pero su pueblo necesita la verdad.

—Hermanos y hermanas, antes que nada, quiero informarles que me encuentro bien y mi recuperación está bajo la supervisión de la líder de los Guerreros de la Luna y del Sol, por lo que no tienen nada de qué preocuparse por mí.

Hace una larga pausa que logra llenar el ambiente de tensión. Observa los rostros tristes y preocupados de su gente. El Padre abrazando con fuerza a su hijo, mientras la Madre limpia sus lágrimas al saber que es posible que pierda a ambos. Los líderes observan con miedo, la incertidumbre los mantiene en un estado de alerta máxima, observan a todos lados, sintiendo que en cualquier momento esto se puede convertir en una carnicería; la traición está más viva que nunca y la sienten a sus alrededores.   

  » Los rumores de que Zotz marcha hacia aquí son ciertos. Él viene, buscando justicia por la muerte de su hermano. Como ya todos sabemos, Kante, mi querido y único hijo, es el elegido para ser nuestro campeón. El torneo no terminó de la manera que esperábamos…

La gente grita el nombre de Kante, pero no lo hacen con odio, sino con orgullo. Sienten que los Dioses están con ellos y eso los puede salvar del ataque de Zotz. Los líderes de los otros pueblos observan que muchos de sus hombres también gritan en apoyo al campeón elegido por los Dioses.

  » Ahora, más que nunca, necesitamos estar unidos. Un enemigo que amenaza a nuestros Dioses y a nuestras familias está aquí, todos nosotros hemos visto su horrible poder. Ese es el enemigo a vencer, nosotros no somos el enemigo y eso lo entendemos los líderes presentes. Rezo a los Dioses para que Zotz entre en razón y detenga su campaña de justicia y venganza.

» Me informan que Zotz marcha con cien hombres, pero nosotros somos cinco veces más y si él no entra en razón, me veré obligado a destruirlo por completo. Los guerreros de la Luna y del Sol aquí presentes han prometido luchar con nosotros. Si eso no es suficiente para hacer entrar en razón a Zotz, entonces nada lo hará y nos veremos obligarlo a detenerlo. Les pido a todos que se preparen, ayuden si pueden con las defensas, y recen para que nuestros pueblos no luchen entre sí. No quiero que ninguno de nuestros hijos tengan que sangrar.

Pocos son los que le dan la razón a Sak y se lo hacen saber. Están con él, todos y los demás líderes, también, pero tienen miedo y eso los obliga a bajar sus miradas en vez de gritar en su apoyo. A pesar de que Yatziri y sus hombres no se involucran nunca, ahora lo hacen para proteger al campeón.  Vuelven a sus actividades diarias, mientras los hombres de Sak continúan armando las defensas del pueblo.

Entre rituales y muros rudimentarios se preparan para recibir el ataque de Uxmal; Nahil supervisa las defensas. Desde el rio no esperan un ataque, pero coloca unos cuantos hombres con lanzas por si Zotz intenta una maniobra suicida. Colocan troncos y rocas en las entradas principales, y alrededor del pueblo; aunque no es una muralla, es suficiente como para frenar un poco al enemigo.

Yatziri le pide a su hermano una conversación privada y ambos suben al tejado de su casa. Ahí observan todo el pueblo, preparándose para la batalla.

—Mis hombres están muertos —le cuenta Yatziri con tristeza.

—¿Kante? —le pregunta titubeando Sak al no poder hablar, por el sentir de que quizás esté muerto.

—No lo sé, solo sé que mis hombres están muertos.

—Sé, que él volverá. Hermana, los Dioses lo protegen. Tú viste la fuerza sobrenatural que tiene. De un solo golpe destrozó a ese chico. Si alguien puede sobrevivir allá afuera, es él.

—No temo por su seguridad, hermano. Tengo miedo por su mente, por su espíritu, esto es algo que va más allá nosotros los mortales. Si con un entrenamiento arduo para ser portadores del poder de la Luna y del Sol nos cuesta controlarnos, no quiero imaginar a alguien tan joven como Kante con semejante poder. Quizás nada lo pueda destruir, pero ese poder que lo protege puede destruirlo por dentro. ¡Sak, me necesita para guiarlo!, nos necesita, sino, lo vamos a perder.

—¿Y qué quieres que haga, Yatziri? Zotz viene con sus hombres y…

—¡Sak!, antes de que digas algo. Presiento que más de un líder te va a traicionar y unirán fuerzas con Zotz.

—Lo sé, y estoy preparado. Nahil tomará mi lugar en la batalla, mientras yo estaré a salvo. Observando para prevenir.

—Odio la situación hermanito. No entiendo el odio que nos tienen. Nuestro Padre fue un gran hombre, esto es injusto.

—Eso no importa…

—Claro que importa, es nuestro Padre —le reclama Yatziri con vehemencia.

—No digo que no importe, solo digo, que lo único que importa es evitar una guerra y encontrar a Kante, es lo único que hay en mi mente.

Se limpia unas cuantas lágrimas para que nadie pueda ver su debilidad ante la situación, ayuda a Sak a bajar y ambos regresan a sus actividades. Sak le pide a Nahil que le cuenta sobre las defensas, mientras Yatziri se reúne con los suyos.

El Ak’ba llega y los exploradores informan que Zotz no llegará hasta el siguiente día, sino es que en la mañana del otro día. Un ritual se lleva a cabo en la plaza principal, en la que participan los sacerdotes y sacerdotisas de los otros pueblos. Yatziri y sus guerreros hacen demostraciones de sus poderes de la Luna, algo que eleva la moral de todos al sentir el respaldo de los Dioses.

 Pakal, Kinich y Chaac se reúnen para cenar, lejos de los demás y aislados de cualquiera que pueda escucharlos. Junto a ellos se encuentran los sacerdotes Nicté y Kantunil, y la sacerdotisa Ixchel.

—¿Qué tan cierto es que el señor de la torre está detrás de las acciones de Zotz? —pregunta Pakal, sentado frente a una gran mesa en la que degustan sus alimentos los líderes.

—Eso es atrevido, pero es una posibilidad —responde Chaac tras beber de su Xocolatl.

—No, no lo creo —dice Kinich—. Ustedes saben cómo es Zotz, desde la muerte de su Padre a menos de Sak, es lo único que busca: venganza.

—Por una guerra que Noíl inició —añade Chaac.

—Exacto —exclama Kinich—. Les salió mal su apuesta. Intentaron tomar Nakbé tras la muerte de Kusam y perdieron.

—Pero son malos perdedores —precisa Chaac—. Y ahora todos estamos en peligro.

—Nakuk Pech nos va a traicionar y puedo apostar este tamal a que Yax K’uk Mo también —se atreve a decir Kinich.

—Te voy a decir por qué no lo harán, mi estimado Kinich —dice Pakal—. Por Kante y por la líder de los guerreros de la Luna y del Sol. Vivimos para nuestros Dioses. Kante es el elegido de los Dioses para liderar la guerra en contra de la torre y Sak cuenta con el apoyo de los Guerreros de la Luna y del Sol. Zotz marcha a su muerte. Nakbé tiene toda la ventaja para ganar.

—Y nos tiene a nosotros —añade Chaac—. Siempre hemos sido aliados de Nakbé. Uxmal, quiero decir Noíl nunca lo fue y ahora Zotz, intenta establecer rutas comerciales con nuestros pueblos. Si Zotz muere, y ojo, no es mi deseo, ¿quién tomará Uxmal?

—Se matarán entre ellos por el poder —responde Pakal.

—Ni Sak, ni Kante podrán, muchos de sus familias lloran por los muertos de la guerra con Nakbé, por lo que nosotros debemos de tomar el control de Uxmal —propone Chaac.

—Les diré lo que pienso —Kinich se prepara para revelar sus planes a largo plazo—. Nakbé se convierte en el pueblo principal del mundo Maya; tiene mejor ubicación, mejores recursos y se encuentra en el centro de la región. Nuestros pueblos continúan, pero Nakbé será lo que nos una.

—Espera Kinich, coincido con el sueño de Kusam, unir a todos los pueblos Mayas en uno solo, pero que Kante sea el elegido lo cambia todo. Ahora que es el campeón, no puede liderar a Nakbé, por lo que Nakbé necesitará a un nuevo jefe. No estoy diciendo que traicionemos a Sak, lo que digo es que entre todos debemos elegir al sucesor de Sak —reclama Chaac.

—Confió en Kante, pero tengo que darte la razón, Chaac. Nakbé necesitará un líder y por nada del mundo podemos permitir que Uxmal, Calakmul o Taxchilán intenten reclamar Nakbé. Debemos hablar con Sak sobre este tema —le comenta Kinich.

—Primero lo primero amigos —exclama Pakal—. Debemos de vencer a Zotz, y estabilizar Uxmal, después veremos por el futuro de nuestros pueblos.

—Hemos estado dividido demasiado tiempo. Es hora de unirnos bajo un solo liderazgo —se levanta Kinich y anima a sus amigos para que celebren la derrota de Uxmal.

Terminan de armar el campamento. Entre fogatas y rituales, Zotz camina entre sus hombres, buscando elevar la moral. La mayoría perdió a seres queridos en la campaña de conquista de Noíl, por lo que están deseosos de encontrar su venganza.

La sacerdotisa Dayami se acerca con su líder y le pide que lo siga, algo que él acepta sin pensarlo dos veces. Llegan hasta una parte alejada del campamento, en un pequeño claro inundado por la lluvia. Un hombre con una complexión extraordinaria se encuentra recargado sobre un árbol; come un aguacate. Zotz queda perplejo al saber que se trata de Zamná, un semidiós bastardo de Ixchel y Hun-Camé.

—Lucharé contigo en contra de Nakbé, pero mi identidad debe de mantenerse oculta —le propone Zamná.

—Por supuesto, te lo prometo. Puedo preguntar, ¿por qué? —con miedo por pensar que es inapropiado y da unos pasos hacia atrás, cuando él se acerca a Zotz.

—Los Dioses han elegido a su campeón, yo les mostraré que se equivocaron. Sé que el campeón es hijo del líder de Nakbé —responde Zamná.

—Entonces tenemos el mismo objetivo —comenta Zotz con una enorme sonrisa en su rostro.

—Lo haré pasar por uno de mis iniciados, así pasará desapercibido —dice Ixchel.

Zotz junto a su sacerdotisa regresan al campamento, y ahí son recibidos por Kuxtal, el líder de los guerreros de Uxmal y fiel sirviente a la familia de Zotz. Él fue quién hirió a Sak por orden de su líder; ambos vieron la oportunidad y la aprovecharon.

La hija de Zotz se acerca, Saya. Con tan solo catorce años, la pequeña Saya ha demostrado ser toda una superdotada y aunque Zotz no lo admite, escucha los consejos que su hija le ofrece gracias a su increíble capacidad de observar lo que los demás ignoran. Zotz no pudo dejar a su hija en casa, sabe que sin él, y ante una posible derrota, Saya sería asesinada para evitar reclamar el lugar de su Padre.

—¿Qué opinas de nuestra situación? —le pregunta Zotz tras sentarse debajo de unas palmeras que lo mantienen seco.

—Ya sabes lo que pienso Padre. Está vez la derrota es segura. Los otros líderes están apoyando a Sak por saber que su hijo fue elegido por los Dioses —le responde sin dejar de mirar con devoción el fuego de la fogata.

—¿Entonces qué debo de hacer? —le cuestiona sabiendo que tiene la razón.

—Todos saben que el hijo de Sak asesinó a mi tío, también saben que marchas con tus hombres a la guerra en nombre de la justicia —hace una pequeña pausa, se levanta del suelo y se acerca con su Padre—. Así como en el juego de pelota hay jueces y ellos deciden en nombre de ambos equipos, obliga a que los demás líderes juzguen a Kante, estoy segura de que Sak se sacrificará en nombre de su hijo.

—Pero aún está Kante.

—Sí, pero Kante ahora que es un instrumento de los Dioses y así como los Guerreros de la Luna y del Sol…

—Él no puede tomar el liderazgo de Nakbé. Soy un tonto, ¿cómo no lo vi antes? —exclama Zotz como si una verdad divina hubiera sido revelada ante sus ojos—. Hija, eres más inteligente que todos mis consejeros juntos.

—Padre, yo debo de ser tu heredera, no mi hermano —le reitera Saya y deja pensando a Zotz.

Su hermano menor apenas tiene tres años de edad. Uxmal celebró cuando nació ya que no aceptarán que una mujer tome el liderazgo del pueblo, pero Saya ha demostrado ser una estratega hábil a pesar de su corta edad, no obstante, su inteligencia esconde un oscuro secreto que sus Padres desconocen.

En otro lugar del pueblo de Nakbé, bajo el cielo nublado y lluvioso, ambos líderes se adentran en la selva, tapados para no revelar sus identidades. Nakuk Pech y Yax K’uk Mo conversan con un mensajero de Zotz. Ambos líderes lo pensaron bien y le avisan al mensajero que se mantendrán neutrales y no participaran en la batalla, pero si Zotz obtiene ventaja, entonces atacarán a Sak.

El mensajero acepta la decisión de ambos líderes y con cautela se adentra en la selva para regresar con su señor. Nakuk Pech y Yax K’uk Mo se miran por unos segundos, no tienen la mejor relación, pero ambos desprecian a Sak por las acciones de su Padre, Kusam. Nakuk Pech intentó casar a su hijo con Yatziri, mientras que Yax K’uk Mo buscó una alianza para hacer frente a otros pueblos menores que atacaban sus cosechas. Kusam negó la petición de Nakuk Pech, le dijo que su hija sería devota a los Dioses, sin embargo, se enteró que la casaría con un sobrino de Noíl de Uxmal, algo que fue inventado por Noíl para que Nakuk Pech de Calakmul rompiera relaciones con Nakbé y así buscar una relación mejor con Uxmal, prometiéndole casar a su hijo y heredero con Saya.

Kusam y posteriormente Sak han negado la ayuda hacia Taxchilán ante los ataques de los pueblos menores, en cambio, Uxmal ha proporcionado hombres para ayudarlos a defender sus territorios. Haciendo que la relación entre Taxchilán y Nakbé no sea la mejor. Kusam no disponía de los hombres para apoyarlos ya que sabía que Noíl intentaba hacerse con el control del mundo Maya.

Siempre existió una gran rivalidad entre la familia de Nakbé y la de Uxmal. Ambas familias han intentado ganarse el favor de los otros pueblos. Izamal, Cival, Copán siempre han sido amigos de la familia de Nakbé, mientras que Calakmul y Taxchilán de Uxmal. Las cercanías y las rutas económicas fomentado esos lazos de amistad. Sin embargo, la relación conflictiva entre Kusam y Noíl fue detonada y llevada a un nuevo nivel cuando ambos lucharon por la mano de la hija del jefe de una pequeña tribu al sur de la región. La belleza de Kin cautivó a cientos de hombres que intentaron contraer matrimonio con fructuosos regalos. Kusam escuchó rumores y le pidió a su Padre que le permitirá descubrir la verdad de lo que se contaba en las calles de Nakbé.

Ya tenía planes para Kusam y al ser ella una chica de una tribu sin importancia, le permitió ir en su nombre y hacer lo que quisiera. Kusam quedó enamorado y le prometió que se casaría con ella. El Padre de Kin aceptó de inmediato al saber que Kusam es el heredero de Nakbé. En pocos días los rumores del casamiento entre Kusam y Kin llegaron a todos los pueblos Mayas y al escuchar maravillas de la belleza divina de Kin, Noíl aunque ya estaba casado, quiso descubrir la verdad de tales afirmaciones. Secuestró a Kin y se la llevó a Uxmal. Su Padre no tomó nada bien lo que hizo su hijo Noíl, y obligó a que regresará a la chica a su hogar. Noíl estaba enamorado de ella y no quería dejarla ir, por lo que escapó con ella. Cuando Kusam se enteró, desobedeció a su Padre y fue al rescate de Kin.

Kusam encontró el campamento de Noíl, espero a la noche para entrar y liberar a Kin. Ella negó ser rescatada, ya que al final de cuentas sabía que iba a ser suyo o el heredero de Nakbé o el de Uxmal, por lo que estaba dispuesta a quedarse con cualquiera de los dos. Les propuso un duelo a muerte y el ganador se quedaría con su mano. Noíl y Kusam aceptaron y al día siguiente competirían por la mano de Kin, pero antes del amanecer fueron encontrados por sus Padres y se vieron obligados a suspender el duelo a muerte. Viajaron hasta Cival, el pueblo más cercano para descansar. Ahí llegaron a un acuerdo con Kin, y los Padres de Noíl y Kusam aceptaron un duelo, pero no sería a muerte, sino en un juego de pelota. La competencia estuvo reñida y al final fue Kusam quien logró hacerse con la victoria. La belleza de Kin fue tanto que su Padre aceptó que su hijo se casara con ella, a pesar de que no suponía ninguna ventaja política.

A los pocos días de regresar a Nakbé contrajeron matrimonio y Yatziri ya se encontraba en el vientre de Kin. En la intimidad de la cama, Kusam llegó a dudar si Yatziri era realmente su hija. Kin nunca quiso hablar al respecto, porqué sabe que Noíl es Padre de Yatziri. Dos años después nacería Sak, y años más tarde, Kin muere por una enfermedad, provocando que Yatziri abandoné a su Padre Kusam y a los Dioses.

Siguiente capítulo: La Antigua Gran Guerra Celestial Parte 1 – Capítulo 8: Honor y Paz

Si te gusta nuestro trabajo por favor recomiéndanos y comparte: