La Antigua Gran Guerra Celestial Parte 1 – Capítulo 5: El Gran Día

Publicado por JLT en

La Antigua Gran Guerra Celestial Parte 1 – Capítulo 5: El Gran Día

Kante mira a ambos lados, observa la preparación de los otros jóvenes participantes con una serie de respiraciones profundas, manteniendo su respiración para después soltar el aire. Siente frío y los nervios por la primera competencia le revuelven el estómago. Frota con intensidad las palmas de sus manos y se mentaliza para conseguir el objetivo a cualquier costo. El grito de los espectadores logra distraer a más de uno, no obstante, Kante logra mantener su tranquilidad mental en todo momento.

Al mirar hacia enfrente, ve que Bej está junto a otros chicos del pueblo. Le hace una señal de que pueden hacerlo. Es cuestión de segundos para que inicie la primera competencia del torneo. Tendrán que lanzarse al gran cenote de Nakbé, nadar hasta sus profundidades y obtener piedras de obsidiana que yacen en el fondo.

Ni para Kante ni Bej esto supone un reto, pero reconocen que tampoco lo será para los demás. Aquel que no logre recuperar una piedra volcánica, quedará descalificado y como el cenote no es lo suficientemente grande para los doscientos jóvenes de todo el mundo Maya, pasarán de cincuenta en cincuenta.

Comienza la competencia y Kante se lanza al cenote. Inmediatamente nada hasta el fondo marino y logra alcanzar una piedra de obsidiana sin problemas. Al voltear hacia arriba, puede ver que varios de sus contrincantes se regresan al no poder nadar hasta el fondo. Sorpresivamente, Bej se acerca a él y le muestra su piedra de obsidiana; una idea pasa por su mente y Kante toma otra piedra de obsidiana y le muestra cómo se la esconde entre la ropa. Bej hace lo mismo y ambos suben a la superficie.

Como lo esperaba, otros chicos que no logran llegar hasta el fondo intentan quitársela y para evitar luchar contra ellos, se las da y entre ellos luchan, lo mismo hace Bej. Sin impedimentos, se acercan hasta la orilla y salen del agua. Cuando uno de los árbitros les pide su piedra de obsidiana, Kante saca la suya, pero Bej no puede porqué se le cayó y queda inmediatamente descalificado; le quitan una banda alrededor de su cuello.

—De todas maneras no iba a superar las siguientes, pero tú si puedes —le dice Bej tras abrazarlo y felicitarlo.

Ikai junto con otros chicos del pueblo se acercan con Kante, además se unen los otros triunfadores de su pueblo. Con gritos de alegría celebran, mientras el árbitro descalifica a todos los que todavía siguen en el agua. Sak y Yatziri ven con alegría el primer triunfo de Kante; desde las copas de los árboles, Zephyrix observa el torneo.

Ikai logra triunfar en su turno gracias a la estrategia de Kante. Cerca de veinte jóvenes de Nakbé lograron pasar la primera prueba y un total de ciento diez jóvenes pasaron de doscientos. Sak y los otros líderes celebran a los ganadores y él les avisa que lo sigan para la siguiente prueba. Esta vez el total de participantes se colocan detrás de Sak, mientras él queda de frente a una enorme estructura de madera de diez metros de altura que se encuentra en medio de la cancha del juego de pelota.

Los líderes se paran alrededor de la estructura y detrás de ellos se encuentran los espectadores junto con los perdedores. Sak les explica que la siguiente prueba consiste en escalar la torre y caer al otro lado, sin caerse. Los árbitros acomodan a todos los chicos de cinco en cinco para que puedan pasar sin amontonarse.

Se aprietan la banda alrededor de su cuello y cuando da inicio, los primeros participantes corren y de un salto se agarran de las pocas salientes del improvisado muro de madera. A medio camino, un participante cae sobre hojas de palmas para amortiguar su caída, pero aun así se lástima. Solo tres participantes lograron llegar hasta el piso del otro lado de la estructura sin caerse.

Tras varios ganadores, es el turno de Ikai. El hermano pequeño del líder Zotz está a su lado y ha visto que es buen amigo de Kante, por lo que hará todo lo posible para que él no gane. Les avisan que ya pueden iniciar y los cinco corren a toda velocidad y de un vigoroso salto se aseguran a la superficie de la estructura de madera. Ikai los aventaja y cuando está cerca de llegar a la cima, el hermano menor de Zotz intenta derribarlo al jalarle el pie. La gente le grita, pero Ikai no se da por vencido y logra zafarse de él. Sube a la cima y comienza a descender por la estructura, y estando cerca del piso, el hermano menor lo patea, haciendo que Ikai caiga, pero en el último momento logra sujetarse del pie del hermano menor y ambos caen desde una altura de dos metros. Las palmas logran amortiguar la caída y cuando se levantan, el hermano menor quiere golpear a Ikai, pero Kante se interpone y él recibe el golpe directo en la cara.

Los árbitros detienen la pelea y cada chico es llevado con los ganadores de sus pueblos. Sak, Zotz y los árbitros hablan al respecto y permiten que el hermano menor continue, pero si vuelve a pelear así, entonces quedará descalificado; permiten que ambos sigan en el torneo. Mientras tanto, Ikai y Bej revisan que Kante esté bien, al igual que Yatziri, algo que sorprende a más de un líder por la forma en cómo se preocupa por el hijo de Sak. No ven con buenos ojos su intervención. Kante les reitera que está bien, que no fue nada, algo que no deja de lado la alegría porqué la mayoría de los jóvenes de Nakbé lograron pasar la prueba.

El grupo total se reduce a ochenta participantes y Sak les pide a todos que lo sigan para la siguiente prueba. Llegan hasta un campo extenso en la que hay un pequeño circulo a lo lejos, el reto es lanzar la jabalina y atinarle a ese círculo en tres ocasiones. Los concursantes se acercan a la línea.

Para sorpresa de todos, Kante es el primero en ser elegido, pero no fue porqué así lo quiso, ya que Zephyrix se encuentra junto al objetivo y se acercó para ver lo que hacían. Perplejo porqué él comenzará las pruebas, un árbitro le tiene que volver pedir que se acerque a la línea. Le dan una jabalina y le piden que se apresure a lanzarla.

Cierra los ojos y se concentra en sentir el peso de la jabalina, da unos pasos hacia atrás y cuando está listo, la lanza y cae adelante del círculo. La gente comienza a darle apoyo, especialmente Yatziri. Vuelve a intentarlo y consigue atinarle al objetivo. Los concursantes de su pueblo celebran que Nakbé ha sido el primero en superar la prueba.

Está vez el reto superó las habilidades de muchos participantes y más de la mayoría queda descalificado. Cuando toca el turno de Ikai, él logra atinarle a la primera. De entre los jóvenes de Nakbé siempre ha sido el más fuerte y este reto no fue la gran cosa. Celebran su triunfo y al final solo siete participantes de Nakbé lograron pasar. Con treinta jóvenes en total, comienza una prueba que muchos estaban esperando. El combate cuerpo a cuerpo, pero antes de iniciar, habrá un ligero descanso.

Mientras los concursantes descansan, comen y beben, Sak y los árbitros preparan todo para la competencia. Los treinta participantes cedieron sus bandas y los metieron en una caja. Cada banda tiene su nombre y Sak se encargará de sacar dos bandas. Esos dos jóvenes lucharan y solo uno logrará recuperar su banda.

—Espero que no nos toqué competir entre nosotros —exclama Ikai al percatarse que se elegirán a los participantes de forma aleatoria.

—Tú vas a ganar, nadie es más grande que tú —comenta uno de los chicos, mientras los competidores de Nakbé degustan un tamal. Sentados en circulo, felices por haber llegado hasta este punto en las eliminatorias.

—Es ella —les dice Kante a Ikai y a Bej en voz baja—. Ella es la chica, Erandi.

—¿Quién? —pregunta Bej con cara de confusión.

—¿Y sí te toca competir con ella? —le pregunta Ikai.

—No sé, y espero que no me toqué competir con una mujer. Imagina que me gane —le responde Kante con nervios.

—Sería el hazmerreír de todos —exclama Bej en voz alta y los demás chicos escuchan.

—¿Y qué opinan de ella? —pregunta uno de los chicos a Nakbé al apuntar hacia la hija del jefe de Taxchilán, Aruma.

—Creo que es más grande que Ikai —dice otro de los chicos. Ikai mide un metro con ochenta centímetros, mientras que los demás miden en promedio un metro con sesenta centímetros.

—¿Algún consejo Kante? —le pregunta una chica.

—No pierdan —le responde Kante y los demás se rien.

Sak hace el llamado y los participantes se reúnen cerca de él. Explica que los participantes serán elegidos al azar y tendrán que luchar en un círculo de piedra. No se permiten golpes, y los participantes tendrán que sacar al otro participante del círculo para ganar.

Está vez el miedo los invade, ya no se trata de superar pruebas, ahora tienen que luchar contra alguien, por lo que los treinta jóvenes sienten que los nervios los consumen por dentro. Son pocos los que mantienen la calma, entre ellos está Kante, que siente que tiene ventaja por saber que él es el campeón elegido por los dioses y no hay forma de que no gane.

La primera contienda se da entre un joven de Nakbé y un participante del pueblo de Copán. Ambos participantes pasan al círculo de piedra. El árbitro les explica lo que está prohibido, y cuando ambos están listos, comienza.

Se abrazan con fuerza y se intentan derribar. Ambos caen bruscamente y en el suelo intentan levantarse con desesperación, pero sin soltar a su rival. Los espectadores gritan de la emoción mientras que ambos chicos siguen en la trifulca, raspados y con lodo en todo su cuerpo. La batalla sigue y poco a poco pierden fuerza y comienzan a ceder; el joven de Nakbé logra levantarse y arrastra al competidor de Copán, pero el arrastrado logra sujetarse con fuerza del pie del contrincante y lo hace caer. El impacto lastima al participante de Nakbé y con llanto hace todo lo posible por soportar el dolor y no dejarse arrastrar por el contrincante. Al borde del círculo de piedra, con gritos y sangre, el contrincante de Copán logra sacar al chico de Nakbé. Con una respiración acelerada, lágrimas y sangre, se levanta y se lanza contra el ganador, pero inmediatamente es detenido por los árbitros. Kante e Ikai se acerca para apoyarlo y él termina por aceptar la derrota. Se dan un apretón de manos y el primer ganador se alza entre los contrincantes.

Después de varios enfrentamientos, es el turno de Ikai contra una chica de Cival, la hija que Sak quiere para esposa de Kante, pero ni Ikai ni Kante lo saben. Zyanya, de quince años y una estatura de un metro con cincuenta centímetros se enfrenta contra el favorito de Nakbé. Ikai se siente afortunado al saber que no perderá, pero es consciente de que no puede abusar de su fuerza, por lo que tratará de eliminarla sin lastimarla.

La competencia entre ambos inicia y Zyanya se muestra asustada y comienza a caminar hacia atrás, mientras que Ikai camina lentamente hacia ella para dar por finalizado el combate de una vez. Zyanya llega a la orilla y se tropieza y se balancea hacia atrás, por lo que Ikai ve su oportunidad e intenta aventarla, pero Zyanya, con una agilidad impresionante logra esquivar y sujetar el brazo de Ikai para usar su propio peso para sacarlo del círculo de piedra.

Todos se quedan en silencio ante lo que acaban de presenciar. Ni Ikai, ni Sak, ni los árbitros reaccionan. Ikai está afuera, mientras que Zyanya está dentro. Los primeros en gritar por su triunfo son sus Padres y sus amigos. Sak no puede creer que Ikai fue vencido de esa forma. Kante se acerca con Ikai y lo trata de consolar, pero Ikai inmediatamente trata de salvarse de la situación y se acerca con Zyanya y se hinca ante ella y besa su mano. Zyanya queda paralizada y se sonroja, logrando que todos griten por la escena de amor que ven ante sus ojos. Ikai grita y festeja el triunfo de Zyanya.

Sak les pide a todos que se calmen y felicita a Zyanya por usar su intelecto para ganar la contienda. Y antes de que puedan continuar con los gritos de apoyo, menciona que los siguientes concursantes son Kante y Chilam, el hermano menor del líder Zotz. El silencio se hace eco al saber lo que esa rivalidad significa, por lo que el triunfo de Zyanya queda opacado por el miedo.

Ambos pasan al círculo de piedra y el árbitro inicia el combate después de explicarles las reglas. Ambos se abrazan y con fuerza se jalonean para derribar a su contrincante. Chilam es mayor y es más grande que Kante. El futuro líder de Nakbé cae y se lastima el ojo con una de las piedras del círculo. Desesperado por saber que va a perder grita por Zephyrix, pero el Alux no aparece en su ayuda, por lo que en un movimiento de pura desesperación le da un codazo a Chilam. Él se lo regresa y la competencia se convierte en una pelea. Los árbitros intervienen, pero los amigos de Chilam entran al círculo y logran golpear a Kante, por lo que los amigos de Kante también le entran a la pelea y son tantos que los árbitros no pueden hacer nada al respecto. Sak intenta proteger a su hijo y se adentra en la trifulca. Los espectadores gritan para que se detengan y cuando lo hacen, Sak está en el suelo, con una navaja clavada en el abdomen. Kante está junto a él, gritando que lo ayuden. Zotz inmediatamente interviene y obliga a todos los de su pueblo a que se aparten. Yatziri corre cuando ve a su hermano en el suelo, algo que no pasa desapercibido por los demás líderes. Zotz grita a los cuatro vientos que ella es Yatziri, la hija traidora de Kusam.

Yatziri ordena a todos que regresen a sus casas, algo que Zotz le reprocha hasta que diga la verdad. Pasa por su cabeza, pero se rehúsa a ser aquella joven que huyó de sus obligaciones y con la ayuda de sus guerreros, levantan a Sak para llevarlo a su casa y sanarlo lo antes posible.

—¡Eres la hija traidora del cobarde de Kusam! —exclama Zotz, mientras se llevan a Sak.

—¡Cállate, mi abuelo no era un cobarde! —le reclama Kante, encarando al jefe de Uxmal con llanto—. Tu Padre fue el verdadero traidor, ustedes son unos cobardes oportunistas.

Zotz no toma bien las palabras de Kante y su gente se lanza en contra del chico de dieciséis años. Chilam lo derriba y cuando uno de sus amigos saca una navaja para atacar a Kante, el poder de Zephyrix surge y con un golpe le destruye el pecho a Chilam. Todos se quedan anonadados ante lo que acaba de pasar. El silencio es absoluto, mientras las vísceras y la sangre del hermano menor de Zotz están sobre todos los presentes.

Kante se levanta y observa incrédulo que su brazo derecho está envuelto en plumas de color azul con una armadura dorada. Se asusta y mueve su mano bruscamente para quitarse las plumas, pero se percata que son parte de él. Observa a su alrededor y ve lo que quedó de Chilam en todos los demás. No puede soportarlo más y huye despavorido a la selva.

Yatziri intenta alcanzarlo, pero le es imposible, por lo que les pide a sus guerreros que lo sigan; Ikai y Bej corren detrás de su mejor amigo. La líder de los guerreros de la Luna y del Sol trata de controlar a Zotz, que llora por la horrible muerte de su hermano menor.

El líder de Uxmal ordena que asesinen a Kante, y varios de sus hombres corren detrás del chico. Yatziri ordena a todos que regresen inmediatamente a sus casas y les pide que tengan calma ante lo que acaba de ocurrir. Los hombres de Sak se colocan detrás de Yatziri, junto con sus guerreros, por lo que Zotz y los demás ceden al reconocer que no tienen ninguna oportunidad. Y así, todos regresan a sus casas, mientras que Zotz se queda en lo que quedó del cuerpo de su hermano menor.

Yunuen atiende inmediatamente la herida de Sak; por fortuna no fue profunda ni tocó un órgano, por lo que logran contener el sangrado y con la ayuda de Yatziri, la herida cierra. Los restos de Chilam son reunidos en una vasija, mientras que el líder de Uxmal busca preparar a todos sus hombres para atacar a Sak y a Yatziri, pero no hoy, sabe que no tiene los hombres suficientes en este momento, y los demás líderes no quieren participar en una nueva guerra, por lo que en su regreso al pueblo, un ejército lo estará esperando para marchar hacia Nakbé.

Yatziri trata de convencer a Zotz de que fue un error y que no de debe buscar venganza, pero el líder la rechaza una y otra vez. Ni siquiera esperan a la mañana para partir, lo hacen al caer la noche. Sin importarles los peligros de la torre, el líder Zotz deja Nakbé. Los otros líderes aguardan a que Sak se levante de la cama, esperando una explicación por parte de los Dioses por lo que pasó con Kante.

La situación no puede ser peor, Nahil toma control del pueblo de Nakbé, mientras que Yatziri intenta tranquilizar a los demás líderes que siguen preocupados por una guerra con Uxmal. El campeón y el torneo quedaron olvidados, y lo único que importa es la salud de Sak.

El líder de Nakbé se levanta en la madrugada, pidiendo que traigan a Kante. Yunuen y su hermana que se quedaron todo el tiempo con él le cuentan lo que pasó, haciendo que Sak se preocupe más. Su hermana le cuenta que tres de sus guerreros deben de estar con Kante en este momento, por lo que nada malo le va a ocurrir.

—Entonces, ¿Kante es el campeón? —pregunta Sak confundido y adolorido.

—Eso parece. Su transformación. Esa armadura que apareció en su brazo, creo que es el poder de los Dioses, no, realmente estoy segura de que es el poder de los Dioses —responde Yatziri, agotada, preocupada, y con miedo porqué sabe que el poder de la torre irá a por el campeón ahora que fue elegido.

—Tengo que hablar con Zotz, lo conozco, buscará venganza y no puedo permitir que una guerra nos debilite. Si luchamos entre nosotros, la torre es la única ganadora —dice Sak con dificultad, siente el dolor agonizante de su herida.

—Primero lo primero hermano, tú necesitas recuperarte. Tú eres lo que mantiene la paz, sin ti…

—¡Estoy bien, pero mi hijo, hermana! Necesitamos encontrarlo antes de que los hombres de Zotz lo encuentren o peor aún, las bestias de la torre —la interrumpe, el dolor lo obliga a mantenerse en la cama, pero en su mente solo hay cabida para pensar en su hijo.

—¡Sak!, lo tengo bajo control, no te preocupes. Ahora enfócate en hablar con los otros líderes para evitar que esto se salga de las manos.

—Estoy de acuerdo con ella, Sak. Kante puede arreglárselas por sí mismo, pero solo tú puedes evitar que una guerra estalle entre nosotros —añade Yunuen.

—Descansa, lo necesitas. En la mañana hablaremos, hermano.

Sak se acuesta e intenta dormir, pero el saber que Kante se encuentra allá afuera, ante las amenazas de la torre y de Zotz, es algo que lo atormenta y le impide conciliar el sueño.

Al amanecer, los líderes de los otros pueblos se reúnen en la casa de Sak, mientras él, con la ayuda de una rama de un árbol logra pararse, pese a la insistencia de Yunuen por no hacerlo. Observan que Sak se encuentra en pésimas condiciones, pero reconocen que logrará recuperarse, por lo que eso los tranquiliza.

—El torneo se cancela —confirma Sak.

—¿Qué fue lo que pasó con Kante? —pregunta Kinich de Cival.

—Yo responderé a eso. No puedo confirmarlo, pero Kante fue elegido para ser nuestro campeón. Ese poder que surgió para protegerlo, ese poder, pude reconocer que es de nuestros Dioses —responde Yatziri.

—Si ya sabías que tu hijo era el elegido, entonces, ¿para qué hiciste el torneo? —le reprocha Nakuk Pech de Calakmul—. Lo único que consiguieron fue la muerte de ese chico.

—Coincido, si Kante fue elegido, entonces fue una irresponsabilidad hacer el torneo, pudo haber lastimado a muchos —le reclama Chaac de Copán.

—Esperen —les pide Sak con dificultad y dolor—. Yo no sabía que Kante era el elegido, se los puedo prometer, ninguno de nosotros sabíamos y Kante en ningún momento me lo hizo saber.

—No olviden una cosa, esto es la voluntad de nuestros Dioses —les recuerda Yatziri.

—¿Qué harás con Zotz? Sabes que buscará justicia por la muerte de su hermano menor —le pregunta Pakal de Izamal.

—Lo sé, y es por eso que tomé la decisión de ser yo, quién vaya a juicio por lo que hizo mi hijo, yo responderé por su crimen —los líderes se conmocionan al escucharlo y tanto Yunuen como Yatziri rechazan que él sea juzgado, porqué saben que Zotz buscará acabar con su vida, así como acaba de suceder.

—Escúchame bien Sak, si mueres, Kante no está listo y le das las herramientas a Zotz para atacar a Nakbé. De ninguna manera tú serás juzgado, solo vas a conseguir desestabilizar la región —le reclama Kinich.

—La región ya está desestabilizada, Uxmal marchará con sus hombres para buscar justicia, si mi muerte sirve para evitar la guerra, entonces estoy dis…

—¡Sak!, entiende, sin ti, la guerra será inevitable, te necesitamos vivo para evitar que Zotz ataque. Kante no podrá, además no sabemos qué pasará con él ahora que es el campeón. La guerra no es contra nosotros, es en contra de esa maldita torre y sus bestias del inframundo —le precisa Kinich con euforia.

—Esto es lo que quiere el señor de esa torre, dividirnos para así sea más fácil vencernos —añade Yatziri—. Necesitamos estar unidos. Todos nosotros, necesitamos a Kante para liderarnos en contra de esta amenaza que nos matará a todos.

—Sak, si Zotz marcha con sus hombres, entonces los guerreros de Cival y yo, lucharemos a tu lado —exclama Kinich.

—Cuentas con el apoyo de Copán, si Kante será el líder elegido por los Dioses, entonces respetaremos su voluntad —dice Chaac.

—Reconozco que nuestros pueblos tienen un historial bélico, pero ahora nos necesitamos, y si tu hijo es el elegido de nuestros Dioses, entonces mis hombres y yo estaremos a su disposición —dice Nakuk. Pakal de Izamal y Yax K’uk Mo de Taxchilán le muestra su apoyo a Sak. El líder de Nakbé les agradece y les promete que encontrará a Kante y cuando lo haga, los reunirá a todos para hacer frente a la torre, con o sin el apoyo del pueblo de Uxmal.

Siguiente capítulo: La Antigua Gran Guerra Celestial Parte 1 – Capítulo 6: Ak’ba

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