Hechiceros de la Academia de Fatal
Si algo distingue a los trece reinos, son dos factores primordiales: su sofisticado sistema educativo y la innata capacidad de todos sus ciudadanos para manipular la materia y la energía.
Cuando los primeros colonos llegaron al Continente Perdido, abandonaron todas las habilidades previamente desarrolladas. A lo largo de milenios, y con un enfoque espiritual, desarrollaron nuevas y extraordinarias capacidades.
La Academia se fundó en los albores de esta emergente civilización para ser un baluarte de enseñanza y crecimiento espiritual. Fue durante la Revolución Industrial cuando su enfoque se centró en la ciencia y el desarrollo integral de todo nuevo ciudadano.
Ningún residente del reino puede autodenominarse ciudadano hasta que haya completado su formación en la academia y haya encontrado su lugar en la sociedad. Todos contribuyen al progreso de su civilización sin excepción.
Desde temprana edad, los habitantes del reino toman cursos especiales para dominar sus habilidades mágicas. Es responsabilidad de los padres, y de todos en general, proporcionar una formación rigurosa para evitar que ningún niño represente un peligro para la sociedad.
A la edad de cuatro años ingresan a la Academia de Fatal, donde vivirán hasta cumplir los treinta. El Estado y la administración se encargan de brindar a los estudiantes todo lo necesario para convertirse en ciudadanos completos con un propósito definido dentro de la sociedad.
Las primeras enseñanzas que reciben son sobre el control de sus emociones y habilidades sociales. Con el transcurso del tiempo, se les instruye en las ciencias fundamentales para ser ciudadanos funcionales, y dependiendo de la especialización que el estudiante desee, se determinará el camino a seguir en sus últimos años en la academia.
Las habilidades mágicas se relegan a actividades extracurriculares. Son pocos los estudiantes que deciden profundizar en el desarrollo de sus habilidades mágicas, la mayoría se conforma con aprender lo básico para mantener una buena salud. Generalmente, los deportistas y aquellos que buscan unirse al ejército son quienes buscan aprender más sobre sus poderes.
Es extremadamente desafiante, doloroso y laborioso desarrollar las habilidades mágicas más allá de lo básico. Se requieren años de práctica, y es común que los niños que sí deciden seguir el camino del desarrollo de sus habilidades mágicas, continúen de adultos.
Aquellos estudiantes que sí se enfocan en el desarrollo de sus poderes son considerados estudiantes ejemplares y son objeto de gran admiración por parte de todos sus compañeros. Ellos son los valientes que eligen afrontar una ruta de dolor y riguroso entrenamiento diario en los bosques de la Academia.
Entre todos los hechiceros de la Academia de Fatal, existe un grupo excepcional: el grupo de Zeal, conformado por 21 jóvenes que dedican sus mañanas a las aulas y sus tardes a entrenar con su líder Cassiel, el primogénito del Rey de Fatal.
El desarrollo de las habilidades mágicas está intrínsecamente ligado a la salud de sus mentes y cuerpos, y a la conexión con la naturaleza. No sólo deben memorizar la tabla periódica, sino también comprender cómo la energía circula a través de sus cuerpos para que pueda fluir correctamente. De lo contrario, puede estancarse y provocar enfermedades degenerativas.